“Mi primer voto y mi primer tatuaje fueron para Chávez”

06.05.2013 17:58

Para Arellano, el dolor de las incesantes agujas no fue nada, comparado con lo que significan los malestares de una enfermedad como el cáncer

 La "rabo e' cochino", como es conocida la firma del presidente Hugo Chávez, y el rostro del presidente adornan el brazo izquierdo de Freddy Rodríguez, mientras que la rúbrica en color rojo y un corazón se observan en la nuca de su esposa, Karol Arellano.

Estos zulianos, son dos de las casi 400 personas que a escala mundial se han tatuado la firma del presidente venezolano, como símbolo de amor y lealtad al máximo líder de la Revolución Bolivariana.

"Esta es la misión Rabo e' cochino", dice en tono jocoso la pareja, a quienes sectores radicales de la oposición han tildado de fanáticos y oportunistas.

 "Nos han dicho de todo, hasta que parecemos vacas marcadas, pero no hacemos caso a eso, este fue un acto de amor para quien nos dio todo de sí", señaló Arellano.

Arellano es educadora en Cabimas y presidenta de la Fundacion Circulos de Estudios Bolivarianos, y Rodríguez es trabajador de Petróleos de Venezuela de la Gerencia de PCP y coordina los Círculos Bolivarianos de Cabimas. Ella se tatuó el 27 de febrero del 2013, en honor a ese día pero de 1989, cuando el pueblo se alzó en contra del "paquetazo neoliberal" de Carlos Andrés Pérez.

 La pareja, unida desde hace 18 años, habían planificado tatuarse el mismo día, pero Rodríguez estaba en Caracas en el acto del 27 de Febrero cuando la esposa plasmó en su piel la firma.

 "El tatuador, Darwin Guerra, siempre tiene muchos clientes, y nos había apartado ese día para tatuarnos a ambos, pero yo me vine a Caracas y no pude", contó Rodríguez, quien decidió inmortalizar al Comandante en su brazo, un día después de su partida física.

 Rodríguez acepta que le dolió un poco, pero dice con orgullo que solo haría a su piel, por alguien a quien admiró y admira, desde que era un joven de 18 años.

"Mi primer voto fue para Chávez, mi primera lucha social fue con Chávez, y este, mi primer tatuaje es para Chávez y por Chávez".

 Para Arellano, el dolor de las incesantes agujas no fue nada, comparado con lo que significan los malestares de una enfermedad como el cáncer.

 "Mientras me tatuaba, sólo pensaba en el dolor de mi Presidente, en los tratamientos, en la inyecciones (...) esto no es nada al lado de eso", dijo.